Un delicado encaje blanco evoca bodas y ceremonias asociadas a la pureza. Si pensamos en un encaje negro, en cambio, nos vienen a la mente imágenes de mortalidad o seducción. Nuestro diseño Velo de Marfil, de la colección Delicado Encaje, recrea un encaje antiguo que es puro romanticismo y dulzura.

Difícilmente encontraremos un tejido con más connotaciones culturales que el encaje. Un delicado encaje blanco, por ejemplo, evoca bodas, bautizos y ceremonias asociadas a la pureza. Si pensamos en un encaje negro nos vienen a la mente imágenes de mortalidad, luto y erotismo. Y el encaje rojo, el más atrevido de todos, sugiere provocación y sensualidad.

El encaje, que alcanzó su esplendor en el siglo XVI, es un tejido calado de finísimas tramas realizado a máquina o a mano. Esta técnica consiste en girar, entrelazar y trenzar hilos para conseguir un diseño de sutiles transparencias que deja entrever lo que hay debajo. El encaje se emplea para resaltar y para ocultar, y transmite inocencia y seducción a la vez.

Esta cubierta reproduce un delicioso encaje hecho a mano que es puro romanticismo y dulzura.